¿Qué es la osteomielitis?
Es una inflamación de los huesos causada por un organismo infectante. La infección puede estar limitada a una única parte del hueso o afectar varias áreas.
¿Cuáles son los signos y los síntomas de la osteomielitis?
Los adolescentes con osteomielitis suelen tener dolor en el hueso infectado. También pueden:
Tener fiebre y escalofríos
Sentirse cansados y/o tener nauseas
Tener malestar general.
Tener la piel que cubre al hueso infectado dolorida, roja e hinchada.
Los adolescentes tienden a desarrollar osteomielitis después de tener un accidente o de lesionarse de otra forma. El área lesionada puede empezar a doler después de que haya parecido mejorar.
Cuándo debes consultar con un médico
Consulta a tu médico si experimentas un empeoramiento del dolor en los huesos junto con fiebre. Si estás en riesgo de contraer una infección debido a una afección médica, una cirugía reciente o una lesión, consulta a tu médico de inmediato si observas signos y síntomas de una infección.
Causas
La mayoría de los casos de osteomielitis son producto de estafilococos, tipos de gérmenes que se encuentran comúnmente en la piel o en la nariz de las personas sanas.
Los gérmenes pueden entrar en un hueso de varias maneras, incluidas las siguientes:
El torrente sanguíneo. Los gérmenes en otras partes del cuerpo, por ejemplo, en los pulmones por neumonía o en la vejiga por una infección del tracto urinario pueden viajar a través del torrente sanguíneo a un punto debilitado de un hueso.
Lesiones. Las heridas punzantes graves pueden llevar gérmenes a lo profundo del cuerpo. Si la lesión se infecta, los gérmenes se pueden diseminar a un hueso cercano. Los gérmenes también pueden entrar al cuerpo si se fracturó un hueso tan gravemente que parte de este sobresale a través de la piel.
Cirugía. La contaminación directa con gérmenes puede ocurrir durante las cirugías para reemplazar articulaciones o corregir fracturas.
Diagnóstico
Si su hijo tiene fiebre y dolor en el hueso, visite al médico de inmediato. No se recomienda esperar porque la osteomielitis puede empeorar en horas o días y ser más difícil de tratar.
El médico realizará un examen físico y le hará preguntas acerca de las lesiones recientes en el área donde siente dolor. Se pueden realizar análisis de sangre para ver si el recuento de glóbulos blancos es elevado (un signo de que hay infección) y para buscar signos de posible inflamación o infección en el cuerpo. Se pueden pedir radiografías; sin embargo, los rayos X por lo general no muestran signos de infección en alguien que haya tenido osteomielitis durante un tiempo corto.
Si se sospecha de que tiene osteomielitis, el médico puede pedir un estudio de escaneo óseo, que permite ver más detalladamente el hueso. El médico también puede recomendar una resonancia magnética, que produce imágenes mucho más detalladas que las radiografías. Las resonancias magnéticas no sólo pueden diagnosticar la osteomielitis, sino que también pueden ayudar a establecer cuánto tiempo ha estado infectado el hueso.
Tratar y manejar la osteomielitis
El objetivo al tratar la osteomielitis es eliminar la infección y prevenir el desarrollo de una infección crónica. La osteomielitis crónica puede llevar a deformidades permanentes, posibles fracturas, y problemas crónicos, así que es importante tratar la enfermedad lo antes posible.
Drenaje: Si hay una herida abierta o un absceso, se puede drenar mediante un procedimiento llamado aspiración con la aguja. En este procedimiento, se inserta una aguja en la zona afectada y se saca el líquido. Para hacer cultivos y así identificar las bacterias, se prefiere una aspiración profunda en vez de las muestras o frotis de la superficie que a menudo son poco fiables. La mayoría de los sacos de líquido infectado (bolsas de pus o abscesos) se drenan mediante procedimientos quirúrgicos abiertos.
Medicamentos: El primer paso para tratar la osteomielitis es recetar antibióticos. Los antibióticos ayudan al cuerpo a librarse de la bacteria en el flujo de sangre, que de otra forma podía re-infectar el hueso. La dosis y tipo de antibiótico que se receta depende del tipo de bacteria que esté presente y la extensión de la infección. Mientras que los antibióticos se suelen dar de manera intravenosa, algunos también son muy efectivos cuando se dan mediante una dosis oral. Es importante identificar primero el organismo ofensor mediante un cultivo de la sangre, aspiración, y biopsia para que el organismo no se vea cubierto por una dosis inicial de antibióticos poco apropiada. La preferencia es primero hacer intentos de procedimientos (aspiraciones o biopsias del hueso) para identificar los organismos antes de comenzar con los antibióticos.
Entablillar o inmovilizar con una escayola o molde de yeso: Esto puede ser necesario para inmovilizar el hueso afectado y las articulaciones cercanas para así poder evitar más trauma y ayudar a la zona a curarse adecuadamente y tan rápido como sea posible. Entablillar e inmovilizar con una escayola se suele hacer frecuentemente en los niños, aunque mover las articulaciones después del control inicial es importante para prevenir la rigidez y la atrofia.
Cirujía: La mayoría de infecciones óseas bien establecidas se manejan mediante procedimientos quirúrgicos abiertos durante los cuales es hueso destrozado se raspa. En el caso de los abscesos espinales, no se hace una operación quirúrgica a menos que haya una compresión de la médula espinal o de las raíces de los nervios. En vez de eso, a los pacientes que sufren de ostemielitis espinal se les da antibióticos por vía intravenosa. Después de la cirujía, se administran de manera intensiva los antibióticos contra las bacterias específicas que han causado la infección durante la estancia en el hospital y durante muchas semanas después de eso.
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