¿Qué es la miopía?
La miopía es un problema de la refracción que se manifiesta cuando el paciente percibe borrosos los objetos lejanos.
¿Qué tipos de miopía existen?
Generalmente se suelen distinguir dos tipos de miopía:
Miopía simple. Se presenta en pacientes que tienen menos de 6 dioptrías La miopía simple es el tipo más frecuente, es normal que se estabilice alrededor de los 18 o 20 años y no se puede prevenir, aunque sí debe ser detectada a tiempo a través de un examen oftalmológico completo y corregida mediante el uso de gafas, lentes de contacto o mediante diferentes tipos de técnicas quirúrgicas.
Miopía magna, alta miopía o patológica. Cuando la graduación del paciente supera las 6 dioptrías. La miopía magna suele estar producida por una elongación excesiva del globo ocular. En algunos casos, este tipo de miopía avanzada puede derivar en cambios degenerativos asociados a la elongación excesiva del ojo, especialmente a nivel de la retina, comprometiendo seriamente la visión de la persona que la padece. Las personas que padecen alta miopía deben realizarse revisiones periódicas para conocer el estado de su fondo de ojo.
¿Cuáles son sus síntomas?
La miopía suele asociar los siguientes síntomas.
Acercase a los objetos a causa de la falta de visión lejana.
Borrosidad de los objetos lejanos.
Entrecerrar los ojos para intentar enfocar los objetos.
Fatiga visual.
Dolores de cabeza.
¿Cuáles son las causas de la miopía?
La prevalencia de la miopía aumenta en personas con estudios superiores, debido al efecto de la proximidad a los ojos causado por el trabajo de lectura intenso. También es más frecuente en personas de raza oriental.
Así mismo, existe una tendencia genética, si bien hay una gran heterogeneidad en los genes implicados. Por tanto, no puede hablarse de la herencia de un solo gen (monogenética) sino de un origen multifactorial, con la influencia de varios factores adquiridos también importantes.
Por otro lado, existen casos de miopía inducida por el aumento de potencia dióptrica del cristalino, y que ocurre en sujetos de edad avanzada con cataratas.
También la diabetes puede ser una enfermedad con tendencia a la miopía, debido al efecto osmótico del exceso de glucosa en el cristalino. Otros factores de riesgo para este error refractivo son los fármacos como los corticoides, sulfamidas, inhibidores de anhidrasa carbónica…
Tratamiento de la miopía
La miopía se puede corregir con gafas, lentes de contacto o cirugía refractiva. Dependiendo del grado de miopía, es posible que necesite llevar las gafas o lentes de contacto todo el tiempo o solo cuando necesite una visión muy clara de lejos; como por ejemplo cuando maneja el carro, o ve a la pizarra, o está viendo una película.
Entre las buenas opciones de anteojos para miopía están los lentes de alto índice (los anteojos son más delgados y más livianos) y el recubrimiento antirreflejante. También, podría pensar en usar lentes fotocromáticos para proteger los ojos de los rayos UV y de la luz azul de alta energía, así ya no tendría la necesidad de tener un par de lentes de sol graduados adicionales para exteriores.
Si es miope, el primer número (‘esfera’) de la prescripción de anteojos o de la prescripción de lentes de contacto será precedido por el signo menos (–). Cuanto mayor sea el número, más miopía tendrá.
La cirugía refractiva puede reducir o incluso eliminar la necesidad de usar gafas o lentes de contacto. Los procedimientos más comunes se realizan con un láser de excímeros:
Con la técnica PRK (queratotomía fotorrefractiva), el láser retira una de las capas del tejido corneal con el fin de aplanar la córnea y así permitir que los rayos de luz se enfoquen con más precisión en la retina.
Con la técnica LASIK — la cirugía refractiva más común— se separa la delgada capa (colgajo) de la superficie de la córnea y se pliega hacia atrás; a continuación, el láser retira parte del tejido corneal y, después, se vuelve a colocar el colgajo a su posición original.
También existe la técnica llamada ortoqueratología, que es un procedimiento no quirúrgico y que consiste en colocarse unos lentes de contacto rígidos permeables al gas (RGP o GP) a la hora de acostarse; estos lentes están especialmente diseñados y moldean la córnea mientras duerme. En la mañana, cuando se quita los lentes, la córnea retiene temporalmente la nueva forma, así que puede ver claramente durante el día sin gafas o lentes de contacto.
La ortoqueratología y el procedimiento relacionado con los lentes de contacto permeables al gas (GP, en inglés), llamado terapia refractiva corneal (CRT, en inglés), han demostrado una eficacia de leve a moderada en corregir temporalmente la miopía. Ambos procedimientos son buenas alternativas en lugar de una cirugía, sobre todo para aquellas personas que son demasiado jóvenes para la cirugía LASIK o que, por otras razones, no son buenos candidatos para la cirugía refractiva.
Los lentes implantables, conocidos como lentes intraoculares fáquicos, son otra opción quirúrgica para corregir la miopía; en especial para aquellas personas con una miopía bastante alta o con la córnea más delgada de lo normal y que pueda incrementar el riesgo de tener complicaciones derivadas de la cirugía LASIK o de otros procedimientos de corrección de la visión con láser.
Los lentes intraoculares fáquicos funcionan como lentes de contacto, salvo que se colocan quirúrgicamente dentro del ojo y, por lo general, son permanentes, lo que significa que no necesitan mantenimiento. A diferencia de los lentes intraoculares utilizados en la cirugía de cataratas, los lentes intraoculares fáquicos no sustituyen el cristalino natural del ojo, el cual se deja intacto.
Factores de riesgo
Algunos factores de riesgo pueden aumentar la probabilidad de desarrollar miopía, tales como:
Genética. La miopía suele heredarse. Si alguno de tus padres tiene miopía, esto aumenta tu riesgo de desarrollar el trastorno. El riesgo es aún mayor si ambos padres tienen miopía.
Condiciones ambientales. Algunos estudios apoyan la idea de que pasar poco tiempo al aire libre puede aumentar las probabilidades de desarrollar miopía.
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