Gangrena
Gangrena es la muerte del tejido en una parte del cuerpo.
Tipos de gangrena
Existen diferentes tipos de gangrena, las tres principales son:
Gangrena seca: sus síntomas son piel seca y con cambio de color cutáneo hacia un tono morado e incluso negro. Suele ocasionarse por anomalías en los vasos sanguíneos.
Gangrena húmeda: este tipo de gangrena se presenta con hinchazón, ampollas y humedad en la zona. Se puede producir por la infección bacteriana tras quemaduras, congelación o fracturas. Se propaga rápidamente por el resto del cuerpo por lo que debe tratarse urgentemente. Suele ser común en pacientes con diabetes.
Gangrena gaseosa: en esta ocasión la piel tarda más en mostrar anomalías en el color, cuyo cambio irá acompañado de la presencia de llagas. Este tipo de gangrena se origina por la infección de la bacteria Clostridium Perfringens.
Síntomas
Cuando la gangrena afecta la piel, los signos y síntomas pueden comprender lo siguiente:
Cambio de color de la piel (de pálida a azul, violeta, negra, bronce o roja, según el tipo de gangrena que tengas)
Hinchazón
Ampollas
Dolor intenso y repentino seguido de entumecimiento
Secreción de olor desagradable de una llaga
Piel fina y brillante, o piel sin vello
Frío en la piel o piel fría al tacto
Si tienes un tipo de gangrena que afecta los tejidos que están debajo de la superficie de la piel, como gangrena gaseosa o gangrena interna, es posible que tengas fiebre baja y malestar general.
Si los gérmenes que causaron la gangrena se extienden a otras partes del cuerpo, puede haber un choque séptico. Los signos y síntomas del choque séptico son los siguientes:
Presión arterial baja
Fiebre, aunque la temperatura también puede ser más baja de lo normal (98,6 °F/37 °C)
Frecuencia cardíaca acelerada
Aturdimiento
Falta de aire
Desorientación
Diagnóstico
Análisis y cultivo de fluido procedente de la herida
A veces, cirugía exploratoria o una biopsia para obtener una muestra de tejido
La gangrena gaseosa se sospecha basándose en los síntomas y en los resultados de la exploración física.
Las radiografías permiten detectar burbujas de gas en el tejido muscular, y la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética nuclear (RMN) sirven para detectar áreas de tejido muscular muerto. Estos resultados apoyan el diagnóstico. Sin embargo, las burbujas de gas también pueden ocurrir en otras infecciones anaeróbicas.
Los líquidos procedentes de la herida se examinan al microscopio para buscar la presencia de clostridios y se envían al laboratorio, donde puede realizarse (en caso de que las bacterias estén presentes) un cultivo y un análisis bacteriano. Los cultivos permiten confirmar la presencia de clostridios. Sin embargo, no todas las personas con clostridios presentan gangrena gaseosa.
La confirmación del diagnóstico suele requerir una cirugía exploratoria o la extirpación de una muestra de tejido para examinarla al microscopio (biopsia) y verificar así los cambios musculares característicos.
Tratamiento
La gangrena requiere evaluación y tratamiento urgentes. En general, se debe extirpar el tejido muerto para permitir la cicatrización del tejido viviente circundante y prevenir la infección posterior. Dependiendo del área que tenga gangrena, el estado general de la persona y la causa de la gangrena, el tratamiento puede incluir:
Amputación de la parte del cuerpo que tenga gangrena
Una operación de emergencia para encontrar y extirpar el tejido muerto
Una operación para mejorar el suministro sanguíneo al área
Antibióticos
Operaciones repetitivas para remover el tejido muerto (desbridamiento)
Tratamiento en la unidad de cuidados intensivos (para personas gravemente enfermas)
Oxígenoterapia hiperbárica para aumentar la cantidad de oxígeno en la sangre
Factores de riesgo
Varios factores aumentan el riesgo de desarrollar gangrena. Algunos de ellos son los siguientes:
Diabetes. Si tienes diabetes, tu cuerpo no produce suficiente cantidad de la hormona insulina (que ayuda a que las células absorban la glucosa sanguínea) o es resistente a los efectos de la insulina. Los niveles elevados de glucosa sanguínea con el tiempo pueden dañar los vasos sanguíneos y reducir o interrumpir el flujo de sangre hacia una parte del cuerpo.
Enfermedad de los vasos sanguíneos. El endurecimiento o estrechamiento de las arterias (ateroesclerosis) y los coágulos sanguíneos también pueden interrumpir la irrigación sanguínea hacia una zona del cuerpo.
Lesiones graves o cirugía. Todo proceso que ocasiona un traumatismo a la piel y al tejido que se encuentra debajo, incluso una lesión o la congelación, aumenta el riesgo de desarrollar gangrena, sobre todo si tienes una afección preexistente que afecta el flujo de sangre hacia la zona lesionada.
Tabaquismo. Las personas que fuman corren un riesgo mayor de desarrollar gangrena.
Obesidad. En muchos casos, la obesidad acompaña la diabetes y la enfermedad vascular, pero solo la presión del peso extra también puede comprimir las arterias y provocar una disminución en el flujo sanguíneo. Esto aumenta el riesgo de infecciones y de una curación deficiente de las heridas.
Inmunosupresión. Si tienes una infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o si estás en tratamiento con quimioterapia o radioterapia, la capacidad del cuerpo para luchar contra una infección se encuentra alterada.
Medicamentos o drogas ilícitas inyectables. Rara vez, algunos medicamentos y drogas ilícitas inyectables han sido la causa de una infección bacteriana que provoca gangrena.
Complicaciones de la COVID-19. Se han registrado algunos casos de gente con gangrena seca en los dedos de las manos y de los pies después de haber tenido problemas de coagulación en la sangre a causa de la COVID-19. Se necesita más investigación para confirmar esta relación.
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