¿Qué es la conjuntivitis?
La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, una membrana transparente que recubre parte del globo ocular y la porción interna de los párpados.
La conjuntiva contiene pequeños vasos sanguíneos que se ven como delgadas líneas rojas sobre la esclera (blanco del ojo) y que, cuando se inflaman, confieren un aspecto rojizo al ojo.
Las conjuntivitis suelen tener evoluciones benignas que no afectan a la visión, pero que pueden complicarse si no se tratan adecuadamente.
¿Cómo son los ojos?
El ojo humano es un órgano cuya función consiste en recibir los rayos luminosos procedentes de los objetos y convertirlos en impulsos electroquímicos que son conducidos al cerebro, al centro nervioso de la visión.
Los ojos se componen de las siguientes partes:
Iris: es la parte coloreada del ojo y controla la cantidad de luz que atraviesa la pupila, aumentando o disminuyendo su tamaño en función de su intensidad.
Pupila: es la parte central del iris, por la que la luz pasa a través del cristalino. Se contrae o se dilata según la cantidad de luz.
Cristalino: es una lente que permite enfocar el haz de luz hacia la retina.
Córnea: es una de las zonas externas del ojo. Protege al cristalino y al iris y permite el paso de la luz, por eso es trasparente.
Retina: es la parte del ojo sensible a la luz y está compuesta por dos tipos de células: los conos, cuya función es dar información sobre la nitidez y el color; y los bastones, que nos ayudan a percibir el brillo y el blanco y negro. La retina convierte los rayos de luz que recibe en energía eléctrica, que se transfiere al nervio óptico.
Nervio óptico: es el encargado de conducir los impulsos eléctricos de los conos y los bastones al cerebro.
Lóbulo occipital: es la parte del cerebro que convierte esa energía eléctrica en imagen.
Conjuntiva: es una membrana delgada que cubre la superficie interna del párpado y la parte blanca del globo ocular (la esclerótica).
Esclerótica: es la pared exterior blanca del ojo. Es un tejido fuerte y fibroso que se extiende desde la córnea (la sección frontal y transparente del ojo) hasta el nervio óptico en la parte posterior del ojo. La esclerótica le da su color blanco al ojo.
¿Qué causa la conjuntivitis?
La conjuntivitis infecciosa (la que se puede contagiar a otras personas) puede estar provocada por muchas de las bacterias y virus que causan los resfriados y otras infecciones (incluidas las infecciones de oído, las infecciones de los senos nasales y el dolor de garganta). A veces, la conjuntivitis puede estar causada por los mismos tipos de bacterias que causan la clamidiosis y la gonorrea, dos enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Algunos tipos de conjuntivitis no son infecciosos, como:
la conjuntivitis alérgica, que ocurre con mayor frecuencia en niños que padecen otras afecciones alérgicas, como la rinitis alérgica primaveral (o fiebre del heno). Los desencadenantes de la conjuntivitis alérgica incluyen el césped, el polen, la caspa animal y los ácaros del polvo.
la conjuntivitis irritativa, causada por cualquier cosa que irrite los ojos, como la contaminación atmosférica y el cloro de las piscinas.
Conjuntivitis viral
La mayoría de los casos de conjuntivitis viral son leves. La infección generalmente desaparece en entre 7 y 14 días sin la necesidad de tratamiento y sin consecuencias a largo plazo. Sin embargo, en algunos casos, puede tardar de 2 a 3 semanas o más en desaparecer.
El médico puede recetar medicamentos antivirales para tratar los tipos de conjuntivitis más graves para los cuales haya un tratamiento específico, como los causados por los virus del herpes simple o de la varicela-zóster. Los antibióticos no mejorarán la conjuntivitis viral, ya que estos medicamentos no son eficaces contra los virus.
Conjuntivitis bacteriana
Si la conjuntivitis es bacteriana, el médico podría recetarle antibióticos, que generalmente son gotas o pomada de administración tópica. Los antibióticos pueden ayudar a reducir la duración de la infección, las complicaciones y el contagio a otras personas. Podrían ser necesarios:
En los casos de enfermedad más grave.
Cuando la conjuntivitis ocurre en una persona que tiene el sistema inmunitario debilitado.
Cuando se presume la presencia de ciertas bacterias.
Los casos leves de conjuntivitis bacteriana pueden mejorarse sin la necesidad de tratamiento con antibióticos y sin que causen ninguna complicación. Suelen mejorar en un plazo de 2 a 5 días sin tratamiento, pero pueden tardar 2 semanas en desaparecer por completo. El uso de antibióticos se asocia a mayor resistencia a los antibióticos y mayores costos. [1]
Hable con el médico sobre las mejores opciones de tratamiento para su infección.
Conjuntivitis alérgica
La conjuntivitis causada por alérgenos (como el polen o la caspa de los animales) generalmente mejora cuando se elimina el alérgeno del ambiente de la persona. Los medicamentos para la alergia y ciertas gotas para los ojos (antihistamínicos y vasoconstrictores tópicos), incluidas algunas gotas para los ojos que requieren receta médica, pueden también aliviar la conjuntivitis alérgica. En algunos casos, el médico puede recomendar una combinación de medicamentos para mejorar los síntomas. Si tiene conjuntivitis causada por una alergia, el médico puede ayudarlo.
Prevención
Lavarse las manos con frecuencia con agua tibia y jabón. Si no hay agua ni jabón, usar un limpiador para manos que contenga como mínimo un 60% de alcohol.
Al limpiar las secreciones oculares, hay que lavarse primero las manos y luego se puede usar un paño limpio o una bola de algodón, pañuelo desechable o gasa para limpiar el área del ojo. Tirar a la basura la bola de algodón, el pañuelo desechable o la gasa después de usarlo; y si se usa un paño, debe lavarse con agua caliente y detergente. Es fundamental lavarse las manos de nuevo con agua tibia y jabón una vez que se termine.
Evitar tocarse o frotarse los ojos.
No usar la misma botella o envase de las gotas para los ojos infectados que para los sanos.
Lavar fundas de almohadas, sábanas, paños y toallas en agua caliente y detergente; después de tocar estos artículos hay que lavarse las manos.
Evitar compartir artículos como toallas, sábanas y fundas de almohadas.
No compartir tampoco el maquillaje para los ojos, la cara, los cepillos cosméticos, los lentes de contacto y envases, ni las gafas.
No acudir a centros deportivos ni meterse en la piscina.
Limpiar y manipular las lentes de contacto siguiendo las indicaciones del optometrista.
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