Hemodiálisis
La hemodiálisis es un tipo de tratamiento para la insuficiencia renal (también conocida como enfermedad renal en etapa terminal o ERET). Emplea una máquina que incluye un filtro llamado dializador. A medida que la sangre circula por el dializador, se extraen los residuos y se equilibran los líquidos y las sustancias químicas.
Tipos de diálisis
Existen 2 técnicas de diálisis:
Hemodiálisis. En la hemodiálisis la sangre del paciente es extraída de una vena a través de un catéter (un tubo), pasa a través de una máquina que se encarga de depurarla (hemodializador o riñón artificial) y es reintroducida de nuevo en el organismo a través de otra vena. En general la hemodiálisis se realiza en el hospital aunque algunas personas tienen la máquina en casa.
Diálisis peritoneal. En la diálisis peritoneal las sustancias de desecho que no pueden ser eliminadas por el riñón, son transferidas por difusión desde la sangre a un líquido que se ha introducido en el interior de la cavidad abdominal. El líquido, ya con las sustancias tóxicas, es posteriormente extraído del abdomen y desechado. Por tanto no requiere manipular la sangre. El líquido de diálisis se introduce dentro de la cavidad abdominal (en el peritoneo) a través de un tubo de plástico (catéter) colocado previamente en una intervención quirúrgica. Este líquido intercambia con la sangre diversas sustancias purificándola. Los intercambios de la diálisis peritoneal se realizan en casa, en el trabajo, en el lugar de vacaciones o en cualquier otro sitio y el paciente puede realizar sus actividades normales mientras tiene el líquido de diálisis en el interior de su peritoneo.
¿Cómo se realiza la hemodiálisis?
Se insertan dos agujas en un vaso sanguíneo (llamadas fístula arteriovenosa o fístula AV) o en un injerto arteriovenoso (o injerto AV), generalmente en el brazo. Cada aguja está conectada con un tubo. Un tubo lleva la sangre al dializador, donde se limpia. La sangre purificada regresa al cuerpo a través del otro tubo y la otra aguja. Si es necesario realizar este tratamiento de emergencia, se inserta un tubo plástico (catéter) en una vena grande, generalmente en el cuello o la entrepierna. Ese catéter ayuda a llevar la sangre de ida y vuelta entre el cuerpo y la máquina de diálisis.
¿Qué función cumplen la dieta y los medicamentos en la hemodiálisis?
La hemodiálisis realiza un buen trabajo filtrando y eliminando los productos de desecho y el líquido adicional, pero no puede reemplazar por completo la función que desempeñan los riñones sanos de equilibrar importantes sustancias de la sangre. Eso se realizará a través de los medicamentos que usted deberá tomar y el plan dietario que deberá seguir.
Usted y su dietista trabajarán en un plan dietario que se base en su estado de salud general, cualquier medicamento que tome y lo que a usted y su familia les guste comer. Una importante parte de su dieta será limitar la cantidad de sal que consume. Comer demasiada cantidad de sal, tomar demasiada cantidad de líquidos o comer los tipos de alimentos incorrectos entre los tratamientos puede hacer que su tratamiento de diálisis le genere molestias. También puede tener efectos graves en su salud.
Consumir muy pocas calorías también puede causarle problemas, así que no se sorprenda si su dietista le pide que coma más de lo que usted cree que debería. Usted debe mantener su fuerza y su peso en niveles saludables.
Tomar todos sus medicamentos tal como se le indica también es muy importante. Es posible que deba tomar pastillas para la presión arterial, medicamentos para mantener los huesos y la sangre sanos y vitaminas y hierro.
¿Qué complicaciones pueden darse en la hemodiálisis?
Las principales complicaciones son un flujo insuficiente de sangre (el ideal es superior a 300 cm./min.), rotura del dializador con pérdida de sangre, hipotensiones, mareos, cefaleas, náuseas o vómitos, picores, calambres, etc.
Actualmente, con las modernas máquinas automáticas y diversas variantes de diálisis con bicarbonato, las complicaciones son mínimas y en gran parte subsanables.
Riesgos
La mayoría de las personas que requieren hemodiálisis tienen diversos problemas de salud. La hemodiálisis prolonga la vida de muchas personas, pero la expectativa de vida de quienes la necesitan sigue siendo menor que la de la población general.
Si bien el tratamiento con hemodiálisis puede ser eficiente para reemplazar algunas de las funciones del riñón que se perdieron, es posible que padezcas algunas de las siguientes afecciones relacionadas, aunque no todas las personas sufren todos estos problemas. Tu equipo de diálisis puede ayudarte a sobrellevarlos.
Presión arterial baja (hipotensión). La disminución de la presión arterial es un efecto secundario frecuente de la hemodiálisis. La presión arterial baja puede estar acompañada de falta de aire, calambres abdominales y musculares, náuseas o vómitos.
Calambres musculares. Si bien la causa no está clara, son frecuentes los calambres musculares durante la hemodiálisis. A veces, los calambres pueden aliviarse modificando la receta de la hemodiálisis. Adaptar la administración de líquidos y sodio entre tratamientos de hemodiálisis también puede ayudar a prevenir los síntomas durante los tratamientos.
Picazón. Muchas personas que se someten a hemodiálisis tienen picazón en la piel, que a menudo empeora durante el procedimiento o inmediatamente después.
Problemas de sueño. Las personas tratadas con hemodiálisis suelen tener problemas para dormir, a veces a causa de interrupciones de la respiración mientras duermen (apnea del sueño), o bien porque sienten dolor o incomodidad en las piernas, o las piernas inquietas.
Anemia. No tener cantidad suficiente de glóbulos rojos en la sangre (anemia) es una complicación frecuente de la insuficiencia renal y la hemodiálisis. Los riñones que presentan insuficiencia reducen la producción de una hormona denominada eritropoyetina, que estimula la formación de glóbulos rojos. Las restricciones en la dieta, la absorción deficiente de hierro, los análisis de sangre frecuentes o la extracción de hierro y vitaminas mediante hemodiálisis también pueden contribuir a la anemia.
Enfermedades óseas. Si los riñones dañados ya no pueden procesar la vitamina D, que ayuda a absorber calcio, pueden debilitarse los huesos. Además, la producción excesiva de la hormona paratiroidea —una complicación frecuente de la insuficiencia renal— puede liberar el calcio de los huesos. La hemodiálisis puede empeorar estas afecciones al eliminar demasiado o muy poco calcio.
Presión arterial alta (hipertensión). Si consumes demasiada cantidad de sal o bebes demasiada cantidad de líquidos, es probable que empeore la presión arterial alta y que esto provoque problemas cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
Sobrecarga de líquidos. Dado que se elimina líquido del cuerpo durante la hemodiálisis, beber más cantidad de líquidos que la recomendada entre tratamientos de hemodiálisis puede provocar complicaciones que pongan en riesgo la vida, como insuficiencia cardíaca o acumulación de líquido en los pulmones (edema pulmonar).
Inflamación de la membrana que rodea el corazón (pericarditis). Una hemodiálisis insuficiente puede provocar la inflamación de la membrana que rodea el corazón, lo que puede interferir en la capacidad del corazón de bombear sangre al resto del cuerpo.
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