Cálculos renales
Los términos cálculo renal, nefrolitiasis, litiasis renal y piedra en el riñón se refieren a la formación de un trozo de material sólido, concretamente sales úricas, dentro del riñón a partir de sustancias que están en la orina.
Signos y síntomas de los cálculos renales
Dolor repentino e intenso en la espalda o el costado.
Náuseas y vómitos.
Dolor en la ingle cuando el cálculo pasa por el tracto urinario.
Un dolor intenso de estómago solamente (especialmente en niños pequeños).
Ardor o dolor al orinar.
Sangre en la orina (hematuria).
Fiebre e infección de las vías urinarias.
Tipos de cálculos renales
Conocer el tipo de cálculo renal que tienes ayuda a determinar su causa, y te da un indicio de cómo reducir la formación de más cálculos renales. Si es posible, trata de guardar el cálculo renal si logras eliminarlo de tu cuerpo para que el médico pueda analizarlo.
Los tipos de cálculos renales son:
Cálculos de calcio. La mayoría de los cálculos renales son cálculos de calcio, suelen producirse en forma de oxalato de calcio. El oxalato es una sustancia que produce el hígado diariamente o que se obtiene en la alimentación. Ciertas frutas y verduras, así como los frutos secos y el chocolate, tienen un alto contenido de oxalato.
Los factores alimenticios, las altas dosis de vitamina D, la cirugía de baipás intestinal y varios trastornos metabólicos pueden aumentar la concentración de calcio u oxalato en la orina.
Los cálculos de calcio también se pueden producir en forma de fosfato de calcio. Este tipo de cálculo es más común en trastornos metabólicos, como la acidosis tubular renal. También puede estar asociado con ciertos medicamentos utilizados para tratar las migrañas o las convulsiones, como el topiramato (Topamax, Trokendi XR, Qudexy XR).
Cálculos de estruvita. Los cálculos de estruvita se forman a partir de una infección de las vías urinarias. Estos cálculos pueden crecer rápidamente y volverse bastante grandes, a veces, con muy pocos síntomas o pequeñas advertencias.
Cálculos de ácido úrico. Los cálculos de ácido úrico se pueden formar en personas que pierden demasiado líquido debido a la diarrea crónica o a la malabsorción, en aquellos que llevan una dieta rica en proteínas y en aquellos con diabetes o síndrome metabólico. Ciertos factores genéticos también pueden aumentar el riesgo de presentar cálculos de ácido úrico.
Cálculos de cistina. Estos cálculos se forman en personas con un trastorno hereditario llamado cistinuria que hace que los riñones excreten un aminoácido específico en grandes cantidades.
Tratamiento
El tratamiento de cálculos renales depende del tipo de cálculos, la afección que los provoca y la severidad de los síntomas. Los cálculos pequeños suelen eliminarse sin ayuda y casi sin tratamiento, mientas que la remoción de cálculos grandes puede requerir cirugía u otros procedimientos.
Para ayudar a eliminar un cálculo pequeño, debe tomar mucha agua y considere la posibilidad de tomar calmantes. Por lo general, los medicamentos de venta libre como el ibuprofeno y el acetaminofeno son suficiente, aunque en algunos casos puede ser necesario administrar calmantes recetados. El médico también puede pedirle que cuele la orina de su hijo durante algunos días para juntar los cálculos renales eliminados. Analizar los cálculos puede ayudar al médico a administrar el tratamiento más adecuado.
Los cálculos renales que bloquean el tracto urinario o causan dolor intenso o deshidratación pueden requerir consulta médica. En la clínica, podrá recibir medicamentos líquidos o calmantes por vía intravenosa (IV) para ayudar a eliminar el cálculo o tratar o prevenir la deshidratación.
Los cálculos grandes rara vez se eliminan sin ayuda de un tratamiento, que suele ser más agresivo. Los tratamientos que emplean los médicos para eliminar cálculos grandes y cálculos que dañan los riñones son:
Litotricia extracorpórea por ondas de choque. En este tratamiento se emplean ondas de choque o sonoras para reducir los cálculos renales a fracciones más pequeñas que puedan ser eliminadas por el cuerpo a través de la orina.
Eliminación de cálculos por ureteroscopía. Este procedimiento consiste en insertar un tubo largo y delgado llamado ureteroscopio en la uretra y el uréter (un tubo que conecta la vejiga con los riñones). Los ureteroscopios poseen cámaras muy pequeñas que permiten al médico ver un cálculo renal. Una vez localizado el cálculo, el ureteroscopio cuenta con una herramienta especial para remover el cálculo del tracto urinario o dividirlo en fracciones más pequeñas que puedan eliminarse por la orina.
Nefrolitotomía percutánea. Esta técnica se emplea para remover cálculos grandes alojados en los riñones o en la zona renal. Mediante una pequeña incisión en la espalda, se inserta en el riñón un tubo llamado endoscopio para remover el cálculo. Para eliminar cálculos grandes, se puede utilizar una sonda ultrasónica que emite ondas de choque para desintegrar el cálculo en fracciones más pequeñas y así extraerlo con mayor facilidad. Para realizar una nefrolitotomía percutánea suele ser necesario hospitalizar al paciente de uno a dos días después de la intervención.
El contados casos, si ninguna de las técnicas anteriores funciona, puede realizarse una cirugía abierta llamada nefrolitotomía para remover los cálculos grandes. Esta intervención implica hacer una incisión en el flanco para acceder al riñón. Las radiografías tomadas durante el procedimiento ayudan al cirujano a localizar el cálculo renal. Una vez localizado, el cálculo se extrae y se envía al laboratorio para analizarlo.
Factores de riesgo
Los factores que aumentan el riesgo de desarrollar cálculos renales son los siguientes:
Antecedentes familiares o personales. Si alguien de tu familia ha tenido cálculos renales, es más probable que tú también los tengas. Si ya has tenido uno o más cálculos renales, el riesgo de que se forme otro es mayor.
Deshidratación. No beber suficiente agua todos los días puede aumentar el riesgo de tener cálculos renales. Las personas que viven en climas cálidos y secos y las que sudan mucho pueden correr un mayor riesgo que otras.
Ciertas dietas. Consumir alimentos con grandes niveles de proteínas, sodio (sal) y azúcar puede aumentar el riesgo de que se formen algunos tipos de cálculos renales, como ocurre con las dietas ricas en sodio. El exceso de sal en la dieta aumenta la cantidad de calcio que deben filtrar los riñones e incrementa considerablemente el riesgo de tener cálculos renales.
Obesidad. Un índice de masa corporal alto, un perímetro de la cintura ancho y el aumento de peso se pueden asociar con un incremento del riesgo de tener cálculos renales.
Cirugía y enfermedades digestivas. La cirugía de baipás gástrico, la enfermedad intestinal inflamatoria o la diarrea crónica pueden causar cambios en el proceso digestivo que afectan a la absorción de calcio y agua, lo cual aumenta las cantidades de sustancias que forman cálculos en la orina.
Otras afecciones médicas como la acidosis tubular renal, la cistinuria, el hiperparatiroidismo y las infecciones recurrentes de las vías urinarias también pueden aumentar el riesgo de tener cálculos renales.
Ciertos suplementos y medicamentos, como la vitamina C, los suplementos alimentarios, los laxantes (cuando se usan en exceso), los antiácidos a base de calcio y ciertos medicamentos utilizados para tratar las migrañas o la depresión, pueden aumentar el riesgo de tener cálculos renales.
Con profesionalismo, humanidad y calidad, así será atendido en nuestra clínica
Teléfono: +1(346)204-4668
Correo-e: clinicahispanaairline@gmail.com
Horario: lun – sáb 9AM-9PM dom 9AM-5PM
Dirección: 934 E Tidwell Rd, Houston, TX 77022