¿Qué es un edema macular?
La mácula es la zona central de la retina o fondo de ojo y es el punto de máxima visión. La integridad de la mácula permite disfrutar de una visión central nítida, distinguir los detalles, leer y reconocer, por ejemplo, la cara de las personas.
El edema macular es una patología frecuente y consiste en un acúmulo anómalo de líquido o “encharcamiento” en la zona de la mácula por una alteración en la permeabilidad de los vasos sanguíneos que la irrigan.
¿Cuáles son los síntomas de los edemas?
La acumulación de líquido es más evidente en las regiones del cuerpo donde abunda el tejido laxo como son los tobillos, los párpados y la zona sacra.
La piel sobre la zona hinchada puede estar estirada o brillante. Si se presiona con el dedo deja una huella o fóvea que desaparece lentamente.
Los edemas pueden tener una distribución local (tobillo o pierna), regional (toda una extremidad) o generales.
Los edemas inflamatorios, en contraste con los demás, son dolorosos, calientes y rojizos.
Causas
En algunas ocasiones, esta afección puede producirse tras una cirugía ocular. En el caso del edema macular que aparece tras una intervención de cataratas, se le conoce como edema macular quístico (EMQ).
Aunque esta afección visual también puede estar asociada a otras patologías oculares, como son:
La retinopatía diabética
La degeneración macular asociada a la edad
La uveítis
Algunos tipos de retinitis
Algunos tumores en el ojo
Trastornos genéticos, como alguna forma de distrofia macular
Este trastorno, también puede estar causado por lesiones oculares o efectos secundarios de algunos fármacos.
En el caso de los afectados por la diabetes, el edema macular suele ser el motivo más frecuente de pérdida de visión.
Diagnóstico del edema
Examen físico, historia clínica y pruebas
Aparte del examen físico, la comprobación de fóveas y la historia clínica que incluirá frecuencia de micción o cambios en la diuresis; sintomatología cardiovascular; tipo de trabajo; dieta; y ejercicio físico; se pedirá un estudio analítico de sangre y orina para valorar la función renal y metabolismo proteico entre otros aspectos. También pueden ser necesarias radiografías, ecografías y resonancia magnética (RM).
El diagnóstico puede requerir una valoración multidisciplinar por parte de especialistas de vascular, endocrinología, digestivo y fisioterapia.
Interpretación de los hallazgos
Deben identificarse los eventos que pueden amenazar la vida del paciente, manifestados típicamente con edema localizado de comienzo súbito. Este tipo de presentación sugiere una trombosis venosa profunda, una infección de los tejidos blandos o un angioedema. La trombosis venosa profunda aguda puede producir una embolia pulmonar, que puede ser mortal. Las infecciones de los tejidos blandos pueden ser desde leves hasta peligrosas para la vida, lo que depende del microorganismo infeccioso y del estado de salud del paciente. El angioedema agudo a veces progresa y compromete las vías aéreas, con consecuencias graves.
La disnea puede ser secundaria a una insuficiencia cardíaca, una trombosis venosa profunda con embolia pulmonar, un síndrome de dificultad respiratoria aguda o un angioedema que compromete las vías aéreas.
El edema generalizado que aparece lentamente sugiere una cardiopatía, una hepatopatía o una nefropatía crónica. Si bien estos trastornos también pueden amenazar la vida del paciente, las complicaciones requieren bastante más tiempo para desarrollarse.
Estos factores y otras características clínicas ayudan a sugerir la causa (véase tabla Algunas causas de edema
Estudios complementarios
En los pacientes con edema generalizado, la evaluación incluye hemograma completo, electrolitos séricos, nitrógeno ureico en sangre, creatinina, pruebas hepáticas, concentración sérica de proteínas y análisis de orina (en particular para detectar proteinuria y microhematuria). Deben solicitarse otras pruebas en función de la causa más probable (véase tabla Algunas causas de edema) por ej., péptido natriurético cerebral (BNP) si se sospecha una insuficiencia cardíaca o dímero-D si se sospecha una embolia pulmonar.
En los pacientes con edema aislado del miembro inferior, debe excluirse una obstrucción venosa mediante una ecografía.
Tratamiento
Existen diferentes opciones para tratar el edema macular, en función del paciente y de la causa del edema, así como del grado de severidad del mismo. Es fundamental individualizar el mejor tratamiento para cada caso.
En algunos casos puede ser suficiente el uso de colirios antiinflamatorios. Otra forma de tratamiento se basa en las inyecciones de fármacos tanto en la zona periocular (alrededor del globo ocular) como a nivel intraocular (inyectando el medicamento en el interior del ojo). Estos fármacos, que pueden ser corticoides o antiangiogénicos, actúan localmente sobre la mácula para reducir su inflamación y la extravasación de fluido. La fotocoagulación con láser también resulta de utilidad para tratar algunos casos de edema macular “sellando” los puntos por los que se producen los escapes de fluido. Finalmente, en algunos casos puede ser preciso realizar una intervención quirúrgica de vítreo-retina para tratar edemas maculares de tipo traccional, en los cuales existe algún tejido en la superficie de la retina responsable de la alteración en la mácula.
¿Qué puede hacer el cuidador del paciente?
Esté atento si hay cualquier otro síntoma, especialmente dificultad para respirar o hinchazón de la cara
Anime al paciente a mantener la parte del cuerpo hinchada tan alto como sea posible cuando esté sentado o acostado
Aprenda a leer las etiquetas de los alimentos y hablar con el equipo de atención médica acerca de cómo mantener baja la ingesta de sodio
No agregue sal, salsa de soya o glutamato monosódico cuando cocine o prepare los alimentos
Pese al paciente cada uno o dos días usando la misma báscula y a la misma hora del día. Mantenga un registro del peso por fechas.
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